En tres meses, aumentó actividad de 11 zonas del cerebro en personas sanas y con daño cognitivo leve.

En tres meses, aumentó actividad de 11 zonas del cerebro en personas sanas y con daño cognitivo leve.


Diversos estudios han mostrado que el ejercicio físico crea nuevas neuronas, potencia las funciones cerebrales y ayuda a prevenir el alzheimer.
Pero ahora, una nueva investigación, realizada por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Maryland (EE.UU.), demostró que el ejercicio no sólo mejora las funciones cerebrales de las personas sanas, sino que también es capaz de hacerlo en aquellas que ya tienen daño cognitivo leve, frenando su avance incluso más allá de lo que lo hacen los fármacos.
En su experimento, los investigadores sometieron a un grupo de personas -entre 60 a 88 años- a un programa de ejercicios de 12 semanas, que consistía en caminar de forma regular por una cinta rodante durante 30 minutos, cinco días a la semana. Entre los voluntarios había personas con deterioro cognitivo leve y otras sanas.
Mayor actividad cerebral
A través de resonancias magnéticas, los expertos vieron que el ejercicio físico fue capaz de generar una mayor actividad en 11 regiones del cerebro en ambos grupos. Las regiones del cerebro que mostraron mayor eficiencia fueron las relacionadas con el alzheimer, como la región precuneus, el lóbulo temporal y la circunvolución del hipocampo. En ambos grupos también mejoró la salud cardiovascular en, aproximadamente, 10%.
J. Carson Smith, académico de la U. de Maryland y autor del estudio, dice que los resultados de su trabajo muestran que el ejercicio tiene la capacidad de mejorar la eficiencia neuronal durante la recuperación de la memoria semántica en adultos mayores cognitivamente intactos y mejorar la eficiencia neuronal en aquellos con deterioro cognitivo leve. “Lo que demuestra que el ejercicio es un mecanismo posible para frenar el deterioro cognitivo”, señala a La Tercera.
La pérdida de memoria se considera un proceso normal, pero en el caso del deterioro cognitivo leve, esa pérdida es mayor y se relaciona con un riesgo más elevado de alzheimer.
El 40% de los individuos diagnosticados con deterioro cognitivo puede avanzar a alzheimer en un período de cuatro años, señala el estudio. Y pese a que otras investigaciones con drogas han señalado mejoras, el ejercicio sería mejor. “Los estudios han demostrado sólo mejoras mínimas en las puntuaciones de memoria y no mejoras en las medidas de volumen del cerebro o de la función cerebral”, dice Smith.
Recomendación
La rutina de 150 minutos de caminata en una trotadora a intensidad moderada es algo que muchos adultos mayores pueden realizar, indica Rodrigo Kuljis, neurólogo de Clínica Las Condes.
El experto dice que, de todas las soluciones que se han postulado como eficaces para el deterioro cognitivo, el ejercicio es el único que ha demostrado buenos resultados. “Una vez que la persona ya tiene alzheimer no hay nada que lo detenga, pero el ejercicio físico mitiga los síntomas”, advierte.
En casos declarados de la enfermedad, la combinación de ejercicios y rehabilitación cognitiva ha mostrado un efecto multiplicativo para el paciente. “Existen elementos bioquímicos que se liberan con el ejercicio, que permiten mantener en equilibrio factores tróficos del cerebro, que son los que permiten mantener su volumen. Y esas sustancias se liberan cuando se realiza ejercicio”, explica el neurólogo.
 
Fuente: La Tercera.