En la etapa final de la vida, la familia representa para los adultos mayores el ámbito protector en el que se refugian y del que esperan recibir auxilio, compañía, asistencia y cariño.
Seguramente la mayoría de los que lean este artículo coincidirán conmigo en que la familia ha jugado y seguirá jugando un papel esencial en la vida de las personas a pesar de los cambios que puedan experimentar las sociedades modernas. A través de ella, los individuos se relacionan con la estructura social, cada integrante de la familia desempeña un rol socializador fundamental.
Por otra parte la familia es una institución que experimenta permanentes transformaciones, mostrando esfuerzos por adaptarse a la evolución permanente del contexto social. Sus principales cambios tienen que ver con aspectos como la reducción de sus integrantes, debilitamiento de la autoridad parental, aumento de la esperanza de vida, diversas estructuras de relaciones, inestabilidad, etc.
A la familia se le reconoce como el contexto ideal para promover redes de vínculos a los adultos mayores.
A la familia se le reconoce como el contexto ideal para promover redes de vínculos, que contribuyen a que las personas se relacionen y ejerzan influencias mutuas, entendiendo que estos vínculos solo se dan gracias a los actos de comunicación y reconocimiento que son compartidos entre sus miembros.
Durante toda nuestra vida vamos desarrollando vínculos con distintas personas, con las cuales vamos construyendo una historia y compartiendo vivencias que tienen un significado fundamental para la trascendencia de nuestra vida. Estos vínculos históricos van forjando nuestro mundo subjetivo desde donde nos relacionamos con las demás personas.
Ámbito protector
En la etapa final de la vida, la familia representa para los adultos mayores el ámbito protector en el que se refugian y del que esperan recibir auxilio, compañía, asistencia y cariño, depositando mayor expectativa en sus hijos y nietos que en sus pares. Cuando esta premisa no se cumple provoca en la mayoría de los casos situaciones de depresión, angustia y sentimientos de soledad y abandono.
Para los adultos mayores cuando la salud comienza a escasear también se produce un cambio en el desempeño de sus roles sociales y familiares, aquí es mucho mas fuerte el sentimiento de aislamiento social cuando no hay un soporte familiar que lo contenga. Los roles que pudo haber desempeñado en organizaciones sociales, comunitarias o religiosas no son suficientes para reemplazar el entorno familiar.
Uno de los integrantes de la familia de los adultos mayores que adquiere gran importancia en esta etapa son los hermanos, es frecuente que se renueven relaciones, sobre todo cuando los hijos ya han partido del hogar paterno. Los hermanos son piezas claves en el mantenimiento de la identidad histórica, con ellos se comparten intereses y rememoranzas de viejos tiempos.
Aún cuando la relación con los hermanos no haya sido muy cercana, en esta época se acentúan el sentimiento de responsabilidad familiar entre ellos, actúan como apoyos emocionales mutuos.
Es fundamental mantener y fortalece el vinculo familiar en esta etapa de la vida de las personas, porque de alguna manera es como la recompensa que se recibe por las infinitas donaciones que se tuvo que realizar durante toda su vida.
Fuente: Instituto del Envejecimiento.