La destacada Psicóloga Pilar Sordo dictó la charla “Bienvenido Dolor”, en beneficio de la Fundación Amanoz, entidad dedicada al desarrollo emocional y afectivo de adultos mayores en situación vulnerable, mediante la formación y capacitación de monitoras voluntarias.
Con una gran cercanía y calidez, nos invitó a desentrañar la necesidad de encontrarle un sentido al dolor, porque siempre será un compañero de viaje que irá en paralelo con la felicidad. La pena no se pasa. Se aprende a caminar con la pena y hay días buenos y otros horribles y lo único que ayuda es agregar la alegría a este caminar.
Lo único que la gente quiere es ganarle al dolor y por eso hace un montón de cosas para hacerle el quite. Tenemos la ilusión que le podemos ganar, pero eso es falso, Cuando lo tomo, lo acepto y decido tratar de caminar con él, primero, pasa más rápido, segundo disminuye, tercero, se da una suerte de control sobre lo que vives, y cuarto, comienzas a rescatar el aprendizaje de lo vivido. El dolor llega siempre para algo, aunque no se tenga la capacidad de verlo. «La llegada del dolor es inevitable, pero la elección por el sufrimiento depende enteramente de nosotros.»
“Del dolor no se puede arrancar –insiste- el dolor es inherente al ser humano”.
El Duelo.
No hablamos de la muerte, no nos gusta tocar el tema. Sin embargo, todos vamos a morir algún día. Hay ser capaz de decir bienvenido dolor!! Todos sabemos que nos vamos a morir!
Pilar Sordo señaló que el Duelo tiene 4 etapas: la incredulidad o negación; la rabia o búsqueda del culpable; la pena y la reconciliación.
El discurso negador del dolor es muy malo. Tenemos que tener permiso para tener pena el tiempo que sea necesario. Tengo que tener permiso para tener pena. Hay que sacar para afuera, decir lo que sentimos aunque nos cueste.
En un duelo uno quiere y no quiere avanzar, porque la pena es lealtad al que perdí, y me siento culpable si dejo de sentir pena. Además, existe la creencia que mostrar alegría es signo de olvido, lo que es absurdo.
El dolor me ayuda a desarrollar la voluntad de ser feliz, de estar alegre, y así continuar el camino por la vida.
El dolor hay que aprender a vivirlo, a expresarlo, pero para transitarlo tengo que estar en contacto con la alegría. Sin la alegría no a avanzo. Cuando algo me mueve, crezco y aprendo. Al darle la bienvenida al dolor, empiezo a «surfear» con el dolor. Por lo tanto tengo que decir bienvenida alegría también!
Fuente: Amanoz.